En ese plato antes había una tortilla con queso de tetilla. Ellos, eran ajenos al sacrilegio que habían cometido
Cuando vivía en Ann Arbor, Michigan, hice una tortilla para el laboratorio en donde trabajaba. Brenda Byrne la probo y dijo "A esta tortilla lo que le quedaría bien es queso". Uno no se da cuenta del peso que tiene en uno mismo la cultura en donde ha crecido. No sabía que los españoles éramos tan arrogantes e intolerantes hasta que, cuando me ha tocado vivir el choque cultural, he sentido profundas ganas de quemar, literalmente, a personas en una hoguera. Me pasó también con Brenda cuando me habló de los hermanos de Jesucristo. Ya me dirás tu que me importa a mi eso, pero de verdad que cuando lo dije miré alrededor para ver si veía leña suficiente con la que hacer una hoguera exprés e incinerarla por hereje.
Intuía que en la tortilla con queso estaba el mal.
Las navidades de 2023 se me convenció de las bondades de la tortilla con queso. Quien hizo el panegírico es una de las personas más críticas en el planeta respecto a la calidad de la tortilla española que, este humilde servidor, hace. La tortilla estaba buena. Muy buena. Y ahí está el problema como le expliqué recientemente a Hégira. Lo hice mediante una analogía. El sexo que tenemos los dos es bueno ¿Verdad? a lo que respondió afirmativamente ¿No sería mejor si además de nosotros dos estuviesen dos tecnocumbieras y un enano? por decir algo... Posiblemente la práctica del sexo fuese más variada e incluso intensa por las combinaciones que tante gente permite. Sin embargo, ¿Una práctica sexual abierta nos favorecería como pareja? lo más probable que no.
La pareja es una relación en la que, citando un verso de Mario Benedetti, "En la calle codo a codo somos mucho más que dos". Es una simbiosis en la que, además de la persona amada, incorporas a tu vida a su famila que pasa a formar parte de la tuya. Es una unión que tiene su parte buena y sus compromisos que exigen entender, apreciar y amar de una manera vicaria. Es una unión que genera frutos que son los hijos.
El problema de añadirle a la tortilla, que está buena por si sola, un queso, por ejemplo, de tetilla, que de por si es delicioso, es que la combinación está exquisita. ¿Qué hay de malo en ello? se podría pensar. No es que sea malo, es la acción de ir más allá de lo que es esencialmente delicioso para buscar algo que es todavía más delicioso. Más delicioso. Más delicioso. Más delicioso.
En buscar más más más hay un desequilibro que hace este tipo de prácticas insostenibles. La búsqueda de acumulación de placer y de experiencias nos priva de encontrar la esencia de las cosas. ¿Por qué digo nos priva? porque la esencia está ahí, no hace falta buscarla, solo verla. En la procura de más más más ponemos el foco en la insatisfacción que debemos llenar y esto nos genera ansiedad. Nos obligamos a crearnos expectativas y a procurar denodadamente llenarlas. Aquí el inglés tiene una palabra hermosa "fullfill" que significa llenar completamente. Nunca la satisfacción es completa. La falta de satisfacción genera valor y eso es bendecido por un sistema económico, como en el que estamos inmersos, está basado en que la realidad sea económica y el deseo que nos une a todos sea la persecución de bienes y experiencias valiosos. Por valiosos quiero decir escasos.
Lo importante de la tortilla es hacerla para compartirla con las personas que quieres. En ese sentido, probar la tortilla con queso fue una experiencia enriquecedora porque sirvió para que este que suscribe elimine prejuicios y ablande al inquisidor que lleva dentro y al mismo tiempo hayamos podido compartir juntos una cena en un lugar tan maravilloso como Baiona.
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