Cuando te crees tu ficción al 100%

Enganchados a los grandes ideales

El otro día escribía en este blog sobre el desenfreno. Ahí escribí un párrafo de una sola frase, algo que no suelo hacer: "Cuando te crees tu ficción al 100% entonces es cuando tu personaje puede crear una novela". La frase tiene un párrafo porque era una frase que quería decir algo más. Cuando te crees tu ficción al 100% y luego despiertas... en ese momento tienes algo que contar al mundo. Es el caso de las biografías de los ex algo. Mi padre me puso en contacto con esta página de personas que habían estado en el Opus y se habían salido de la obra. En la página hablaban de sus experiencias en la obra. La inmensa mayoría seguía siendo católicos pero todo coincidían en la estructura sectaria de la obra con lo que ello supone de alienación del individuo. Pasé muchas horas leyendo testimonios. Luego me enganché al blog de un ex-opus que escribía de una manera que a mi me interesaba. A raíz de todo ello me interesé por el mundo de las sectas. 

Había patrones muy interesantes en las personas que se enganchaban a los grandes ideales. Intuías en sus biografías padres narcisistas... Posiblemente, las personas que poseen las redes sociales antes que tarde acabarán, utilizando inteligencia artificial, encontrando un patrón que te aboca a abrazar ese tipo de organizaciones muy exigentes. 

Ex ex algo

Acabo de ver el documental Pray Away en Netflix, acerca de homosexuales que creyeron que por el poder del rezo podían convertirse en heterosexuales. Todos se habían criado en familias religiosas protestantes. Para ellos ser gays suponía estar excluidos de su comunidad dado que vivían en pecado. Uno de ellos creó un grupo de exgays y pronto recibió financiación y apoyo político de grupos conservadores bien financiados. En el documental narran como al final se dan cuenta de que estaban causando dolor a personas que eran como ellos. Hoy en día conforman el grupo de los ex ex gays. 

Lo que tienen que contar es muy interesante porque creían su ficción al 100%, o al 99%. Su vida cuando eran ex gays no dejaba de ser una mentira. Cuando se les cayó la venda se convirtieron en personas interesantes porque eran capaces de desmontar todos los argumentos falaces, las técnicas de manipulación que ejercían mientras eran ex gays bien financiados. 

Aquellos que salen de una secta tienen la capacidad de poder verse así mismo, en el periodo en el que han estado "enganchados" como personajes de una novela. Manipulados y manipuladores. Con la suficiente perspectiva para narrar los hecho como si ellos mismos hubiesen sido personajes de una trama ajena, escrita por un mal novelista. 

Es curioso observar lo artificiales que veían de exgays y lo guapos y relajados cuando están en su piel

Es propio de las sectas tratar de laminar la individualidad en aras del grupo. El coste para las personas es terrible. La verguenza de los ex ex gays cuando hablan de su pasado recuerda a otros ex adictos o ex adeptos de otras sectas. El problema es cuando estás en medio de un discurso hegemónico que hace que esa realidad, la realidad de ese grupo, sea la ÚNICA realidad. Por eso es tan importante hacer una ejercicio de reflexión ética ante las causas importantes. Tratar de tener un buen propósito y conseguirlo es una de las cosas más bellas y emocionantes de la vida. 

Mientras tanto, en el Ecuador...

En Ecuador conozco a varios homosexuales que no dicen públicamente que lo son, o no lo han manifestado en sus familias. Hasta el 1997 la homosexualidad estuvo prohibida en el Ecuador. Fue el colectivo Cocinelli de mujeres transexuales las que lograron cambiar el código penal. El Ministerio de Salud Pública del país hizo un aporte valiosísimo a la sociedad y los derechos humanos a través del acuerdo 543, del 8 de octubre de 2010, en donde aclara que cualquier centro que atropelle los derechos humanos y que atente contra la identidad sexual de los pacientes será clausurado definitivamente. En 2011 solo en la zona del Guayas se cerraron 30 de estas mal llamadas clínicas.

Purita Pelayo nunca fue ex de nada porque sabía que estaba en el lado justo de la historia. 

Yo tuve la fortuna de conocer a Purita, que es la autora de este libro en la que firma con su nombre Alberto Cabral. El libro es fascinante. No está bien escrito, a veces hay anécdotas que se repiten... pero te engancha desde el primer momento porque tiene lo que tienen que tener los buenos libros: una causa justa, un amigo, en este caso todos aquellos que sufrieron el abuso de los chapas (policía en Ecuador), y un río. El río es el de la lucha para que la realidad sea la de las personas, no la de un relato que nos quieran imponer.