viernes, 14 de junio de 2024

¡Me cago en Fofó!

  Los pachachos de la tele ¡Qué divertidos chon los pachachos!

Los Payasos de la Tele, Gaby, Fofó, Miliki, eran famosos en los 70´s del siglo pasado. En el trío de payasos, Gaby representaba al payaso cara blanca, frente a sus hermanos Fofó y Miliki, augusto y contraugusto respectivamente. Asumía pues el papel del «listo» del grupo, que sin embargo siempre terminaba escaldado con las bromas de sus compañeros. Vestido siempre con impecable levita negra, su personaje adoptaba un aire serio mientras los otros se comportaban de una manera impulsiva, visceral... similar a la de los niños, y por supuesto, eran más divertidos. ¿Quién no amaba a Fofó? ¿Había alguien que dijese “a mi me gusta más Gaby”? 

Fig. 1 En una entrevista realizada hace unos pocos años, el payaso Fofito, hijo de Fofó, contó una anécdota que tuvo como protagonistas a su padre y Francisco Franco. Cuando al Generalísimo le informaron que se había producido un incendio en los estudios de la Televisión Española, su primera reacción fue preguntar: “¿Le pasó algo a Fofó?”. A quienes lo conocían no les extrañó la pregunta, porque era sabido que el dictador era fanático de “Los payasos de la tele”. Fuente

El payaso augusto lleva habitualmente la nariz roja, un maquillaje que combina con el negro, rojo y blanco, con una peluca grotesca, ropa de colores brillantes, zapatos enormes, y es totalmente impertinente y es el promotor de todo tipo de travesuras. Desestabiliza al payaso blanco, desbaratando todas sus iniciativas. Con su intervención, la catástrofe está asegurada. Se utiliza su persona para llevar a cabo una actuación a través de un número en el que los accidentes están relacionados. El payaso contraaugusto es un payaso torpe que no entiende nada, lo olvida todo y cuyas acciones terminan siempre en un desastre.

Cuando se analiza las maneras en las que los hombres ejercen el poder en un sistema patriarcal, el análisis marxista es de mucha utilidad. Las mujeres son oprimidas y los hombres opresores. James S. Scott, antropólogo, en su libro “Los dominados y el arte de la resistencia” nos habla de cómo los dominados también pueden ejercer una resistencia, que es una forma de castigo. Si utilizamos la analogía circense, los hombres ejercerían un poder tipo cara blanca y las mujeres harían el papel de augusto. Este esquema también funciona entre adultos y niños. Los adultos serían los payasos cara blanca y los niños serían el augusto y contraaugusto. Este esquema también funciona entre los científicos y los cuñados de bar.

 El borracho en su taberna

 Los que hemos hecho divulgación, antes o después, nos encontramos con el típico (normalmente es un hombre) que nos reta con sus creencias pseudocientíficas: "Pues yo creo que nos están fumigando desde los aviones" por ejemplo. Cuando mi padre era joven, hubo una polémica en nuestro pueblo, O Porriño, famosa: "¡Quen vai o choque!" quien va al choque, en gallego. Resulta que un coche había chocado contra un poste al lado de la carretera. Uno, sin que viniese a cuento, empezó a sostener que no, no el coche no había chocado contra el poste, sino que era el poste el que había chocado contra el coche. Al principio, a la gente le hacía gracia el empecinamiento del tipo. Al cabo de unos días ya habían varias personas que se habían convencido de esos argumentos: el coche llevaba una trayectoria, era el poste el que se encontraba en su camino, por lo tanto era el poste el que se había interpuesto, por lo tanto, era el poste el que iba al choque. 

La ley de Brandolini dice que la energía necesaria para decir una estupidez es mucho menor que la que requiere desmontar mediante argumentos esa estupidez. Hay un aspecto que no cubre la ley de Brandolini y es en dónde está el estúpido diciendo su estupidez. Imaginemos a un antivacunas. Si el antivacunas va a un congreso de inmunólogos se mearían en su cara de risa. Pero, si el antivacunas da sus argumentos en un retiro de yoga... ahí cambia la cosa. Es tras la barra de bar donde el cuñado sabelotodo triunfa. Las tonterías del borracho tienen su púlpito en la taberna. Por ejemplo, ¿Debo discutir con un antivacunas en una taberna? sería un error. Quedaría como un payaso de cara blanca a merced del boicot del payaso augusto. Cuanto más seriote y más me enfade, más me voy a encasillar en ese personaje ridículo. No hay manera de ganar en semejante escenario.

--¿Móngolo? - ¿Qué?


Jugar a los pachachos es muy divertido. En las familias desde siempre se ha jugado el juego del cara blanca, interpretado por el padre, y el augusto, interpretado por la madre. Federico Fellini lo ejemplificó en la famosa escena de la riña familiar durante una comida en su película “Amarcord”. Fellini explica tan bien el mecanismo que no hay más que verlo y reflexionar sobre cuántas veces habremos visto esto en nuestra propia familia. Me refiero a familias tradicionales, con un componente patriarcal. En las familias compuestas por una MADRE y el "compañero sexual" de la madre no creo que apliquen para este modelo, tampoco en las familas que aparecen en la película "Ken Park" de Larry Clark y Edward Lachman. 

Las familias constituídas por una madre sin un padre que haga contrapeso generan situaciónes novedosas. El padre ya no puede hacer de carablanca, bien porque no sea el padre, bien por que se ha obliterado. Sin embargo, esas madres siguen interpretando el papel de payaso augusto, ahora sin poder desestabilizar al payaso blanco, sin poder desbratar todas sus iniciativas.

En la escena de Amarcord es obvio ver como la madre va pinchando al padre, de una manera medida. El padre explota y la madre adopta su papel de martir y consoladora. Un display en donde cada uno de los caracteres son forzados a interpretar el papel social que se requiere. El hombre habla y habla, la mujer está pendiente de todos, callada, sin hablar. El hombre no cuida, la mujer carece de discurso. 

El papel de la madre, en Amarcord, pese a su papel de víctima y sufridora no es una persona carente de poder. Se ve en el video 1 a un tipo con una redecilla en el pelo, es el hermano de la madre, un vago que vive sin trabajar a expensas del marido. El marido mantiene a su padre, y la madre a su hermano inutil. Ambos trabajan como mulos y tiran del carro de la familia. Su frustación hace que todo salte por los aires de vez en cuando. Es la manera que tienen de reivindicar a los individuos que hay dentro de sus etiquetas de padre y madre de esa familia.

En la obra de teatro "Fences" de August Wilson, Troy, el padre, habla y habla y habla. La madre, cocina y cuida. Cuando él la traiciona con otra mujer, su justificación es triste e infantil: con la otra se sentía escuchado, se reía. Los papeles en los que se encasillan los personajes los van anulando como personas individuales para amoldarlos a lo que se espera de ellos. Trabajas de lunes a viernes, sin vida, y regresas a la vida el fin de semana. Esa era la vida de mi padre. En nuestra generación ambos progenitores trabajan, sin embargo, los modelos culturales del hombre que habla y la mujer que cuida se mantienen. Los modelos culturales cambian más lentamente que los modelos económicos.

¿Se puede subvertir esta dinámica? por supuesto. La dinámica cara blanca/augusto se da en una lógica de la contradicción, de la réplica. Podemos crear otra dinámica que es la de no contradicción, en la que la premisa de partida nunca es refutada. Esa es la estrategia que utilizan Faemino y Cansado en la mayoría de sus actuaciones. 

No me bañé en leche para que no se fundiesen los electromésticos

Una vez iba en coche con un conductor que me preguntó si pensaba que beber alcohol era bueno para el Covid-19. Intuí que la respuesta que esperaba era si, así que le dije que por supuesto: la premisa de partida no es refutada. A partir de ese momento, el conductor se relajó y me acabó contando que ´su hermana y él habían ido a una bruja que les había recomendado bañarse en leche todos los días durante una semana. Era la solución de la bruja para que rehacer sus respectivos matrimonios. Le pregunté - ¿Lo hiciste?- a lo que respondió que no, porque su hermana si lo había hecho y se le fundieron todos los electrodomésticos de la casa. Nunca me hubiese contado esta anécdota si yo al principio le hubiese dicho que beberse media botella de whisky lo protegía frente al SARS-CoV2. Hubiese pensado que yo era un imbecil porque él si se había protegido del virus gracias a Johnny Walker.  Decir que ese conductor tiene una licenciatura. Después de no contradecirle se marchó pensando que era un sabio y un gran tipo. 

¿Merece la pena discutir? no. A un antivacunas no lo vas a convencer nunca. La mejor estrategia es negarle la entrada a espacios públicos si no tiene su carnet de vacunas al día. Al final, su ganas de Nutella hacen que se ponga la vacuna para tener el sello y poder entrar en el supermercado.

Los payasos no aciertan la lotería 

Uno de los sketches de los Payasos de la Tele consistía en que a los dos payasos, el augusto y contraaugusto se les aparecía un genio de la lámpara y les concedía un deseo. Ellos piden que les diga la combinación de la quiniela, que es una especie de lotería que hay en España en donde hay que adivinar de 14 partidos el resultado. Por ejemplo: Barcelona-Real Madrid. Si gana en casa el Barcelona es un 1, si empatan una X y si gana el visitante, el Madrid, un 2. Así con 14 partidos de esas semana. El genio les dice la combinación que va a ganar esa semana así que los payasos se van a comprar un boleto. Cuando lo están rellenando empiezan a cuestionar el resultado que les ha dado el genio. Al final rellenan lo que les da la gana y cuando llega el día resulta que no han ganado nada. 

Era desesperante verlos modificar el resultado ganador que les había proporcionado el genio. Por otro lado, su criterio, en ese momento, era más importante que el supuesto criterio del genio. De eso se trata. Cuando la gente hace estupideces a veces las hace simplemente por tener una sensación de individualidad, de no dejarse avasallar. "Si hombres si, me va a mi a decir un genio que este partido es un 1..."

La ultraderecha se llena de payasos

Mucha gente de derechas se había dado cuenta de que Adolf Hitler no tenía buena educación comiendo, y que se peinaba y vestía como un chuloputas. No les daba buena espina su falta de buenas maneras y lo obsequiso que era. Estaban en lo cierto. En momentos de crisis, los antisistema se arrogan la legitimidad del que se burló en su momento del payaso carablanca. ¿Veis? -parecen decir- se creían muy listos e importantes y ahora mirad dónde estamos. Si el sistema entra en crisis entonces el antisistema está en lo correcto. El problema es pensar que el antisistema está en lo correcto. Ambos pueden estar equivocados. En caso de que todos carezcan de una solución, al menos, escoger al que no te mete en una guerra. 

La ultraderecha, y la ultraizquierda, es decir, aquellas personas que están en la posesión de la verdad y que no entienden que hay personas que puede que piensen distinto a ellos, utilizan en los debates el Gish gallop: "Se hablará de todo excepto de lo que realmente está ocurriendo". El Gish gallop o ametralladora de falacias es una técnica de "debate" que se centra en abrumar al oponente con el mayor número de "argumentos" posible, sin tener en cuenta la exactitud o solidez de los mismos. El término fue acuñado por Eugenie Scott y recibe su nombre del creacionista Duane Gish, que utilizó esta técnica con frecuencia contra los defensores de la evolución. Fuente: Wikipedia. De esta manera, el ultra adopta el papel de payaso augusto, dejando en evidencia al payaso carablanca. 

Conclusión

Sentimos simpatía por el payaso Fofó por que es lo opuesto al mandón Gaby. El payaso augusto es el favorito de los niños. Su estupidez siempre triunfa ante la obcecación del pasayo engreído carablanca. El augusto es el dominado. El carablanca es el dominante. Sentimos simpatía por el augusto porque como niños hemos sido augusto. Es fácil consolar al augusto por su fracaso. La prepotencia y arrogancia del carablanca es insoportable. 

Ser augusto es una de las estrategias del dominado, primero para desquiciar al carablanca. Para ganar siendo sabido o vivo. Dejar quedar al "listo" en evidencia siempre es una estrategia ganadora. Y si se pierde, en realidad no pasa nada porque es parte de la personalidad adoptada. Es desquiciante entrar en esa dinámica. Ambos están saboteándose todo el tiempo. Por eso, acaban a bofetadas para diversión de los espectadores. Una dinámica perversa, un espejo concavo y convexo en donde vemos deformada grotescamente nuestra imagen. Me cago en Gaby, pero sobre todo, ¡Me cago en Fofó!

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