domingo, 14 de enero de 2024

Los límites de la novela picaresca

Los límites de la novela picaresca

El pícaro es alguien de clase baja que es capaz de darse cuenta de cuáles son los mecanismos que rigen en el mundo y los utiliza para sacar provecho y medrar socialmente. Hasta que llega a un punto en el que su origen le discrimina, tanto de la sociedad, como cierto nivel de autodiscriminación. Hay como un sentimiento de falta de legitimidad que carcome al pícaro por dentro. La solución es fácil: nunca te van a aceptar como uno de ellos porque configuran un grupo cohesionado de poder.  Una posible solución es eliminarlos. Ni al pícaro se le pasa por la cabeza esta solución, ni a los amos del pícaro tampoco. Hay unos límites éticos que nadie quiere traspasar. Hasta que llega el psicópata y los traspasa. 

En la novela picaresca hay un momento en el que el protagonista no puede alcanzar el estatus que desea porque no es aceptado. Y ahí está el drama, los protagonistas de este género no leen correctamente la realidad. Quieren ser aceptados cuando lo que en realidad deben de hacer es eliminar a aquellos que se interponen entre ellos y lo que quieren. 

Fig. 1. El lazarillo de Tormes, El buscón de Quevedo, La suerte de Barry Lyndon de Thackerey, Yo que serví al Rey de Inglaterra de Bohumil Hrabal... son exponentes del género literario conocido como novela picaresca.

En la película de Kubrick, Barry Lyndon, el principio del fin es cuando el protagonista no entiende que tiene que eliminar al hijo de esposa. Hay un momento en la ambición personal que la lógica implica que te tengas que deshacer de quien te estorba en tu camino. La ambición personal choca con la base psicológica de la persona. Si eres empático hay un techo para tu ambición. Se necesita pertenecer a ese 1% de psicópatas para poder llegar a donde quieres, ser psicópata y muy inteligente para evitar que te atrapen.

La primera en reconocer que la psicopatía es necesaria si quieres disfrutar de según que cosas fue Patricia Highsmith. La hipocresía social es una gramática establecida para mantener la estabilidad de las clases sociales. Para alguien de clase baja es una barrera excluyente. De manera sutil pero constante te van enseñando “tu lugar” y discriminándote de manera elegante y firme al mismo tiempo. El personaje Mr. Ripley de Highsmith, un psicópata con valores, utiliza esta hipocresía a su favor para medrar socialmente y alcanzar el nivel de vida que quiere. Nunca es atrapado. Uno de los talentos de Ripley es la de suplantar a sus víctimas. Para hacerlo todavía más complejo, en las novelas de Ripley existe una homosexualidad latente entre Ripley y sus amigos. En “El talento de Mr. Ripley” cuando se da cuenta de que su amigo millonario, del que se intuye una relación homosexual, está empezando a cansarse de él, es en ese momento cuando trama para suplantarlo y quedarse con su fortuna. La película de 2023 “Salt Burn” trata de algo parecido. Los protagonistas ya no se quedan a las puertas del paraíso por no cometer un asesinato, matan y entran por la puerta grande.

Lo que funciona con las personas también funciona con los colectivos o las organizaciones ambiciosas. Si tu pueblo es el elegido ¿Quiénes son esos que se interponen entre tú y tu destino? El la historia de unaambición y de como se eliminan los obstáculos de esa ambición.  En Wikipedia, si buscamos por “Genocidios” podemos ver una lista importante. En Sudamérica destacan la Genocidio del Putumayo en la que se eliminaron a 40.000 indígenas, o la Conquista del Desierto de Argentina en donde mataron a 20.000 indígenas. En Centroamérica, la matanza de campesinos de Guatemala con 200.000 muertes. La Masacre de Perejil en República Dominicana donde se asesinaron 67.000 haitianos por el método de preguntarles que dijesen la palabra “Perejil” una palabra que un francófono no puede pronunciar. En la isla la Española, durante la conquista se masacraron 1000.000 de personas. Los muertos civiles de la Guerra Civil español (1936-1939) también se deberían de contar como genocidio. Se trató de exterminar a una parte determinada del país.

Si la frialdad para conseguir los objetivos, en el caso de las personas, las achacamos a una psicopatía que hace que no sientan empatía por el prójimo. ¿Cómo se consigue que un país, o una parte del país, se comporte como un psicópata? Esa fue la pregunta que se hizo el pastor protestante D. Bonhoeffer y que le llevó a su "Teoría de la estupidez"Si para cometer un crimen friamente debes de ser un psicópata sin empatía ¿Qué hace que un país de poetas y de artistas se convierta en un país de asesinos genocidas? 

Para responder esta pregunta debemos de empezar a considerar que existen enfermedades que afectan a los colectivos, a los pueblos. El crimen que puede cometer un ser humano, a nivel pueblos podría ser equiparado con el genocidio.

Una de las particularidades de muchos de los genocidios que ha habido es la asimetría de fuerzas y de relato. El grupo masacrado, en algunos casos, intuía que podía ser eliminado, pero no era consciente al 100% de que eso podía ocurrir. Es como si los dirigentes de los masacrados, además de ser dirigentes de un grupo más débil, tenían una información muy pobre de lo que realmente podía llegar a ocurrir. 

El Antiguo Testamento es una crónica de como un grupo humano se hace consciente, a través del relato, que pueden ser exterminados. En aquella época, el mestizaje era complicado ya que cada grupo tenía unas señas de identidad muy definidas. Con el relato se instruye a las nuevas generaciones en los conflictos pasados, se les abre las entendederas a todas las barbaridades que pueden cometer los seres humanos. Es un entrenamiento frente al genocidio. Es curioso porque genocidio es una palabra inventada por un judio tras la II Guerra Mundial, sin embargo, como pueblo, lo conocen desde la edad de bronce. 

Los antropólogos, como Pierre Clastres, que han estudiado a las sociedades sin estado, es el caso de los Yanomamis de la Amazonía, sostienen que las tribus hacen la guerra para fortalecer la identidad de grupo. El individuo no tiene sentido en un contexto de guerras tribales, pero la tribu si. Por lo tanto, el relato es importante para configurar una identidad colectiva. Las tribus también pactan, intercambian entre ellas. Hay una ética en las relaciones entre tribus que genera una moral que hace que haya una pauta que todos conocen. Las guerras entre tribus no tendrían un móvil perverso ya que solo sirven para construir una idea colectiva, necesaria para tener éxito en la selva rodeados de otras tribus hostiles. 

Para cometer un genocidio necesitas algo más que una señal 

El genocidio surge cuando hay un relato detrás y una señal que identifique a quién eliminar, como la mala pronunciación de la palabra "perejil" por los haitianos, o por la falta de una señal, como en el caso de la falta de una mancha de sangre de cordero en la puerta, que es el determinante para que mueran los primogénitos de esa casa, según relata el Éxodo del Antiguo Testamento.

El color de piel puede ser una señal como bien saben en Latinoamérica. En la India, el sistema de castas, define a las personas por su nacimiento

En la India, el partido BJP (Bharatiya Janata Party) pretende evitar que los dalit cambien de religión y se mantengan en el hinduismo. Muchos dalit prefieren convertirse al budismo o al cristianismo para así evitar ser clasificados en esta categoría sin derechos. En América Latina, indígenas y negros, tienen sus propias estrategias frente a una sociedad criolla que los discrimina de los centros de poder. 

El manejo de las señales es clave en toda esta guerra de discriminación. El pícaro tiene una habilidad especial para ser impostor y arroparse con los modos y usos de la comunidad en la que quiere ascender socialmente. En aquellos lugares en donde hay discriminación, la clase que discrimina inventa todo tipo de estrategias para no contaminarse con la señal que significa al grupo discriminado. Hasta que algo ocurre, el grupo se "psicotiza", o se estupidiza, como diría Bonhoeffer, y decide eliminar al grupo excluído. Se debe demonizar al grupo a eliminar. La empatía, que es la que genera comportamientos éticos, se debe de evaporar. 

Ética colectiva

Las corporaciones tienen su propia ética, que son un conjunto de normas y principios que orientan las actividades de la organización. Los filósofos que han trabajado sobre la evolución de la ética, como el británico Spencer, han hablado de como la moral propia de un estado militar cambia cuando ese estado se industrializa. El que los negocios se hayan convertido en corporaciones ha introducido nuevos agentes a la hora de entender qué es la ética. La empatía con las personas, a nivel corporativo, ¿Qué podemos decir? Si eres Hugo Boss y tu negocio es hacer trajes, y tienes que hacer trajes para las SS, pues se hacen trajes. La ética de las empresas siempre estará por debajo de la maximización de los beneficios. A nivel colectivo parece que la ética, es decir, la empatía con los derechos del otro, tienden a evaporarse más fácilmente que cuando examinamos la situación, no como masa, sino como individuos.

Las manadas tienden a comportarse de manera más salvaje que cuando se habla con los individuos a uno. La masa emborracha y envalentona. Los crímenes que se producen cuando un colectivo se alza en armas contra otro para exterminarlo son de un calibre que excede lo que podrían hacer cada uno de los integrantes de ese colectivo de manera aislada. 

Kubrick nos muestra este comportamiento en la película "Senderos de gloria" cuando, ya cuando finaliza la película, se ve a los soldados en un bar frente a una prisionera alemana. El dueño del bar se comporta como un proxeneta. La hace cantar. Los soldados se comportan como una turba. La prisionera, una mujer muy joven, canta una canción de cuna. Cada uno de esos soldados, al escuchar esa melodía, empiezan a tararearla, ya que la canción es en una lengua extranjera para ellos, y dejan de ser turba para volver a ser seres humanos. A diferencia de los psicópatas, las personas que nos alienamos en una situación de estrés y manipulación extrema, podemos recuperarnos. Sin embargo, dentro de una turba somos peor que un psicópata sanguinario. 

Organizaciones coercitivas detrás del genocidio

Cada vez que hay un genocidio siempre hay una organización coercitiva que funge como detonante de la situación. Por ejemplo, no es el pueblo alemán el que trama el genocidio de los judíos. Es el partido nazi, y en concreto, ciertos líderes, los que orquestan la llamada "Solución final". Obviamente, despojar a un sector de la población, primero de derechos y luego la vida, genera oportunidad de negocios a su alrededor. Son los estómagos agradecidos. El resto de la población mantuvo un silencio cómplice. 

En el caso del Genocidio de Ruanda, un conflicto tribal que se mantenía desde que los belgas, antiguos colonizadores, habían puesto al mando del país a la minoría (15% de la población) tutsi en contra de la etnia mayoritaria hutu, desembocó en el genocidio de 1000.000 de tutsis y hutus moderados, o casados con tutsis. Facciones radicales agitaron este avispero y lo que asombró al mundo fue el nivel de violencia y sadismo de gente común contra los que hasta hace poco eran sus vecinos. El nivel de violaciones de mujeres fue pavoroso.

El genocidio fue cuidadosamente planeado. El dinero que se utilizó para la operación, 134 millones de dólares salió del FMI y del Banco Mundial. Una ministra del gabinete declaró en aquellos momentos: "personalmente a favor de conseguir librarse de todos los tutsis... sin tutsis todos los problemas de Ruanda desaparecerían". Por supuesto, hubo intereses por controlar recursos mineros detrás de este tipo de sucesos. El genocidio continuó a los países adyacentes como el Congo, en donde se produjo una guerra que tuvo un saldo de 3.8 millones de personas fallecidas. 

Cuesta creer que médicos, sacerdotes y monjas participaran y organizaran en sus lugares de trabajo el exterminio. Es curioso que hubo religiones, como los musulmanes, que defendieron a sus hermanos tutsis y se negaron a entregarlos. También entre los testigos de Jehová hubo víctimas, alrededor de 400​ que fallecieron al negarse a matar o al descubrirse que ocultaban a sus hermanos y vecinos tutsi y fueron especialmente perseguidos por el régimen al negarse a portar armas y participar en las ceremonias de adoctrinamiento colectivo. 


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