Los límites de la novela picaresca
El pícaro es alguien de clase baja que es capaz de darse cuenta de cuáles son los mecanismos que rigen en el mundo y los utiliza para sacar provecho y medrar socialmente. Hasta que llega a un punto en el que su origen le discrimina, tanto de la sociedad, como cierto nivel de autodiscriminación. Hay como un sentimiento de falta de legitimidad que carcome al pícaro por dentro. La solución es fácil: nunca te van a aceptar como uno de ellos porque configuran un grupo cohesionado de poder. Una posible solución es eliminarlos. Ni al pícaro se le pasa por la cabeza esta solución, ni a los amos del pícaro tampoco. Hay unos límites éticos que nadie quiere traspasar. Hasta que llega el psicópata y los traspasa.
En la novela picaresca hay un momento en el que el protagonista no puede alcanzar el estatus que desea porque no es aceptado. Y ahí está el drama, los protagonistas de este género no leen correctamente la realidad. Quieren ser aceptados cuando lo que en realidad deben de hacer es eliminar a aquellos que se interponen entre ellos y lo que quieren.
En la película de Kubrick, Barry Lyndon, el principio del fin es cuando el protagonista no entiende que tiene que eliminar al hijo de esposa. Hay un momento en la ambición personal que la lógica implica que te tengas que deshacer de quien te estorba en tu camino. La ambición personal choca con la base psicológica de la persona. Si eres empático hay un techo para tu ambición. Se necesita pertenecer a ese 1% de psicópatas para poder llegar a donde quieres, ser psicópata y muy inteligente para evitar que te atrapen.
La primera en reconocer
que la psicopatía es necesaria si quieres disfrutar de según que cosas fue
Patricia Highsmith. La hipocresía social es una gramática establecida para
mantener la estabilidad de las clases sociales. Para alguien de clase baja es
una barrera excluyente. De manera sutil pero constante te van enseñando “tu
lugar” y discriminándote de manera elegante y firme al mismo tiempo. El
personaje Mr. Ripley de Highsmith, un psicópata con valores, utiliza esta hipocresía
a su favor para medrar socialmente y alcanzar el nivel de vida que quiere.
Nunca es atrapado. Uno de los talentos de Ripley es la de suplantar a sus
víctimas. Para hacerlo todavía más complejo, en las novelas de Ripley existe
una homosexualidad latente entre Ripley y sus amigos. En “El talento de Mr.
Ripley” cuando se da cuenta de que su amigo millonario, del que se intuye una
relación homosexual, está empezando a cansarse de él, es en ese momento cuando
trama para suplantarlo y quedarse con su fortuna. La película de 2023 “Salt
Burn” trata de algo parecido. Los protagonistas ya no se quedan a las puertas
del paraíso por no cometer un asesinato, matan y entran por la puerta grande.
Lo que funciona
con las personas también funciona con los colectivos o las organizaciones ambiciosas.
Si tu pueblo es el elegido ¿Quiénes son esos que se interponen entre tú y tu
destino? El la historia de unaambición y de como se eliminan los obstáculos de
esa ambición. En Wikipedia, si buscamos
por “Genocidios” podemos
ver una lista importante. En Sudamérica destacan la Genocidio del
Putumayo en la que se eliminaron a 40.000 indígenas, o la Conquista del
Desierto de Argentina en donde mataron a 20.000 indígenas. En Centroamérica, la
matanza de campesinos de Guatemala con 200.000 muertes. La Masacre de Perejil
en República Dominicana donde se asesinaron 67.000 haitianos por el método de
preguntarles que dijesen la palabra “Perejil” una palabra que un francófono no
puede pronunciar. En la isla la Española, durante la conquista se masacraron 1000.000
de personas. Los muertos civiles de la Guerra Civil español (1936-1939) también
se deberían de contar como genocidio. Se trató de exterminar a una parte
determinada del país.
Si la frialdad para conseguir los objetivos, en el caso de las personas, las achacamos a una psicopatía que hace que no sientan empatía por el prójimo. ¿Cómo se consigue que un país, o una parte del país, se comporte como un psicópata? Esa fue la pregunta que se hizo el pastor protestante D. Bonhoeffer y que le llevó a su "Teoría de la estupidez": Si para cometer un crimen friamente debes de ser un psicópata sin empatía ¿Qué hace que un país de poetas y de artistas se convierta en un país de asesinos genocidas?
Para responder esta pregunta debemos de empezar a considerar que existen enfermedades que afectan a los colectivos, a los pueblos. El crimen que puede cometer un ser humano, a nivel pueblos podría ser equiparado con el genocidio.
Una de las particularidades de muchos de los genocidios que ha habido es la asimetría de fuerzas y de relato. El grupo masacrado, en algunos casos, intuía que podía ser eliminado, pero no era consciente al 100% de que eso podía ocurrir. Es como si los dirigentes de los masacrados, además de ser dirigentes de un grupo más débil, tenían una información muy pobre de lo que realmente podía llegar a ocurrir.
El Antiguo Testamento es una crónica de como un grupo humano se hace consciente, a través del relato, que pueden ser exterminados. En aquella época, el mestizaje era complicado ya que cada grupo tenía unas señas de identidad muy definidas. Con el relato se instruye a las nuevas generaciones en los conflictos pasados, se les abre las entendederas a todas las barbaridades que pueden cometer los seres humanos. Es un entrenamiento frente al genocidio. Es curioso porque genocidio es una palabra inventada por un judio tras la II Guerra Mundial, sin embargo, como pueblo, lo conocen desde la edad de bronce.
Los antropólogos, como Pierre Clastres, que han estudiado a las sociedades sin estado, es el caso de los Yanomamis de la Amazonía, sostienen que las tribus hacen la guerra para fortalecer la identidad de grupo. El individuo no tiene sentido en un contexto de guerras tribales, pero la tribu si. Por lo tanto, el relato es importante para configurar una identidad colectiva. Las tribus también pactan, intercambian entre ellas. Hay una ética en las relaciones entre tribus que genera una moral que hace que haya una pauta que todos conocen. Las guerras entre tribus no tendrían un móvil perverso ya que solo sirven para construir una idea colectiva, necesaria para tener éxito en la selva rodeados de otras tribus hostiles.
Para cometer un genocidio necesitas algo más que una señal
El genocidio surge cuando hay un relato detrás y una señal que identifique a quién eliminar, como la mala pronunciación de la palabra "perejil" por los haitianos, o por la falta de una señal, como en el caso de la falta de una mancha de sangre de cordero en la puerta, que es el determinante para que mueran los primogénitos de esa casa, según relata el Éxodo del Antiguo Testamento.
El color de piel puede ser una señal como bien saben en Latinoamérica. En la India, el sistema de castas, define a las personas por su nacimiento
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