La exclusión sexual como medio de cohesión social
La mujer como botín y como símbolo de estatus es algo mucho más extendido de lo que parece a simple vista. En el mundo musulmán también existe este tipo de competencia sexual. Si eres un hombre exitoso puedes llegar a tener 4 esposas. Es el número de esposas el que determina tu éxito en la vida. En occidente muchas veces el éxito se traduce en número de coches, en tener o no avioneta, yate... ¿Qué ocurre cuando un hombre tiene cuatro mujeres? pues que si el ratio sexual es 1 mujer por cada hombre significa que habrá tres hombres con problemas para encontrar esposa. Este tipo de estructuras sociales tienen una presión selectiva que hace que la sociedad se cohesione, me explico, tienes que trabajar mucho para tener esposa. Tu capacidad se mide en el número de ellas. A la hora de escoger esposa es importante que sea de buena familia. Si hay un ladrón en una familia eso perjudica no solo a las mujeres sino también a los hombres de la familia. Es mucho más difícil encontrar esposa o esposo cuando uno de tus primos es un ladrón. ¿Qué efecto tiene esto sobre la sociedad? pues que si sabes que alguno de tus primos anda metido en cosas raras le caes a coñazos, no solo tu, sino también tus otros primos y primas. La familia como agente coercitivo. Como religión, el Islam no solo regula y manipula tu acceso al sexo sino que te promete 72 huríes de grandes ojos esperando a los mártires en la vida eterna.
¿Todo el mundo puede triunfar? ¿A qué coste?
En el catálogo de Netflix se pueden ver un montón de series sobre hombres y mujeres que han logrado el éxito. Son los héroes de un sistema capitalista hipercompetitivo. Personas que han tenido que tomar decisiones que la mayoría de nosotros ni por asomo nos atreveríamos a tomar. Esa capacidad para tomar riesgos y salir airoso de ellos es lo que fascina a las masas. Su éxito se ve acompañado por mansiones, amantes, viajes y caprichos caros. El mensaje es: todo el mundo puede triunfar. Lo cual es relativamente cierto. Si vives en Culiacán, Sinaloa, posiblemente solo siendo narco lo logres, en el caso de que seas varón, o como buchona amante de narcos, si eres mujer.
Las series tienen siempre el mismo patrón. Se ve como el protagonista desafía el sistema que lo condena a ser un mediocre a base de audacia y confianza en si mismo. Se atreve a hacer lo que los demás solo sueñan. Es algo que ya está en la literatura y en los cuentos populares. Es muy fácil sentir simpatía por esos ambiciosos y audaces. A medida que van medrando cada vez su actividad va exigiendo de ellos que vayan perfeccionando sus aptitudes para lo que se les exige. Hay un momento de caída por que nadie puede estar subiendo constantemente hacia la cumbre. Es ahí en donde el protagonista se enfrenta a lo indeterminado, a lo que no está escrito. Hay historias de redenciones o de caídas definitivas. El desenlace está dictado por el "Basado en hechos reales".
¿Es inevitable que siempre haya una caída?
No necesariamente. El problema es que a la hora de hacer un relato la caída es un punto de inflexión, un conflicto. Si eres capaz de darte cuenta de cual es el algoritmo que necesitas aplicar para subir en el ambiente en el que vivas: narcotráfico, en un ambiente hospitalario, en una carrera académica, militar o eclesiástica... puedes llegar muy arriba. Pero ese éxito no sabes si se debe a ti o que has sido lo suficientemente hábil para darte cuenta de como funcionan las cosas y actuar en consecuencia.
En la novela Rojo y Negro de Stendhal, el protagonista sube socialmente utilizando la sotana primero (negro) y el uniforme militar (rojo) después. El climax ocurre cuando hace una locura que contradice su manera prudente y calculadora de actuar. El autor intuye que es ahí en donde se revela la auténtica personalidad del protagonista. Su éxitos no eran él, simplemente conseguía aquello que era socialmente considerado éxito mediante una máscara. Siendo lo que los demás querían que fuese.
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