martes, 16 de enero de 2024

¿Cómo se conquista la memoria?

José María Bermúdez de la Puente y VarelaEsté conde es conde de nueva generación. Son los condados que se daban en el siglo XIX como cambalache político y para satisfacer las ganas de legitimidad de esos políticos. Hoy en día, los políticos, en vez de títulos nobiliarios consiguen doctorados porque ser aristócratas ya no es cool. En defensa del conde de Ramiranes, en la página de la Real Academia de la Historia se menciona que tenía espíritu científico y que había conseguido varias patentes de invención que se usaron con éxito.

La mayoría del arte que nos ha llegado hasta nuestros días es anónimo, solo sabemos quién lo encargó. El arte asociado a obispos y nobles. Las personas del pueblo no tenían historia más allá de que los recordaran sus familiares. En ese sentido, el siglo XX es revolucionario porque las personas comunes comienzan a generar historia. ¿Por qué digo esto? por que al abuelo José se le recuerda con una exposición y un tesis doctoral porque su trabajo tienes un interés histórico y local. Los títulos nobiliarios... pues...

A nivel histórico, la gente que no era "principal" dejaba poca huella. Si eran ambiciosos podían llegar a ser militares y caudillos, o altos funcionarios del clero. Por uno mismo quizás haya sido el arte (pintura, arquitectura, literatura) o la vida espiritual (por ejemplo los santos y los mártires) los únicos caminos que han tenido las personas comunes para trascender. Se sabe que en la época de los romanos hubo gladiadores muy famosos. Pero, cuando observamos la historia, quienes la hacen y quienes la dirigen son personas pertenecientes a dinastías monárquicas

Para construir la catedrál de Chartres el obispo ofrecía la posibilidad de hacerse representar en la parte inferior de las vidrieras, un privilegio que hasta ese momento quedaba reservado a los integrantes del clero y la nobleza. Fuente

Orden de exterminar a Amalec 

Deuteronomio 25:17-19

17 Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; 18 de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios. 19 Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.

El pueblo de Amalec estaba constituido por un grupo étnico relacionado a las 12 tribus de Israel. Cuando los israelitas huían de Egipto, el pueblo de Amalec los atacó por la retaguardia, que estaba constituída por los más débiles del grupo. Por ese motivo, se exhortó a combatirlos, no solo físicamente, sino también "borrando la memoria de Amalec de debajo del cielo".

Para explicar el porqué de borrar la memoria de Amalec, utilizaré un párrafo de otra entrada

Jean Marie Guyau (1854-1888), filósofo francés que escribió sobre una ética independiente de la coerción, escribió lo siguiente: "Solo la acción nos genera fé en nuestras fuerzas, en los demás, en el mundo entero; el pensamiento puro, en cambio, la soledad nos quita nuestras fuerzas".

El relato genera fé en nuestras fuerzas, mientras que sentirnos parte de un sistema nos quita nuestras fuerzas. La acción es un esfuerzo en el tiempo, lineal. El pensamiento puro se refiere a las personas como categorías. Si son categorías no son nadie en concreto. En los sistemas coercitivos, solo la élite conoce el porqué de las tomas de decisión. El resto, la masa, acata esas órdenes porque hay una orden de mayor rango: la pertenencia y la lealtad a las decisiones tomadas. Para que los individuos que integran la masa tengan una sensación de propósito, el relato que explica y da sentido a esa organización coercitiva, a ese "pueblo" debe de tener una continuidad histórica en el tiempo. Si las señas de identidad de tu grupo tienen un desarrollo largo en el tiempo eso te genera un sentimiento de identidad bárbaro. El sentimiento de identidad es uno de los pilares del individuo. Qué curioso que lo que genera esa identidad no sea algo referido al individuo sino a la historia del colectivo al que pertenece. 

Voy a poner un ejemplo. Primera Guerra Mundial. Nadie sabía porqué iban a la guerra, para los únicos que esa guerra tenía sentido eran para las distintas casas dinásticas de los países europeos contendientes. Ellos habían interactuado entre ellos por muchos años, se habían casado, habían tejido alianzas. Los súbditos no sabían más que tenían que ir a pelear por su país, por su emperador, por su bandera. En la ética que dirime el conflicto solo las razones de la élite coronada contaban, los demás eran una masa que se aprestaba a seguir una bandera que se era amenazada por las banderas de países enemigos. Participaron en el dilema ético? no. El único que propuso una acción propia de esas masas sin voz ni voto fue Jean Jaures que propuso una huelga general de todos los obreros que iban a ser reclutados para la carnicería. Cada uno de esos obreros y campesinos eran capaces de resolver los problemas éticos que tuviesen con un compañero de fábrica u otro campesino con el que tuviesen un pleito. Cuando esos mismos obreros vestían el uniforme y estaban encuadrados en los distintos batallones, ya no tomaban decisiones. Debían de respetar al compañero, matar al enemigo y seguir órdenes. Cuando no tienes una historia entonces eres una categoría, un concepto. La historia la tenía el grupo al que pertenecían: Imperio Austrohúngaro, por ejemplo, un imperio desaparecido de la historia.

Me voy a explicar mejor. La ética del soldado, en las trincheras de la I Guerra Mundial, se manifiesta en el trato con los compañeros, en la batalla contra el enemigo al que tiene que liquidar. En ese tipo de interacciones y en ese contexto, el soldado es un agente ético. Sin embargo, cuando se trata de su papel en el conflicto... un conflicto en el que él no ha tenido ni voz ni voto... ¿Es un agente ético? por supuesto que no, a no ser que hiciese una anabasis como hizo el personaje de la novela inacabada de Hasek "El valeroso soldado Svejk" que emprendió un camino en línea recta hacia la retaguardia, o que hubiese participado en la huelga que proponía Jean Jaurés. Si eres un soldado, eres un número en las planificaciones de los generales no eres persona, eres un concepto. Es ahí donde Guyau dice: "el pensamiento puro, en cambio, la soledad nos quita nuestras fuerzas". Si somos un concepto, una pieza del sistema, nuestra acción es irrelevante.

Puedes matar a un soldado, pero no matas lo que el soldado representa. Para matarlo de veras tienes que condenar al olvido la historia del colectivo al que pertenece. Para conquistar tu memoria debes de borrar la memoria de Amalec de debajo del cielo. 

Cuando un pueblo invade a otro pueblo, puede exterminarlo de la faz de la Tierra, pero ese exterminio nunca es completo. Prueba de ello es el 2%  de genes neandertales que lleva el Homo sapiens consigo. Tampoco logra exterminar del todo su memoria. Curiosamente, sabemos de Amelec, de este pueblo que existió hace 3500 años por la Biblia. La memoria es resiliente. La ausencia de la memoria de un pueblo es dolorosa cuando ese pueblo, no se ha integrado en el pueblo vencedor. Esa ausencia puede llegar a causar una enfermedad que afecte a la comunidad. Una enfermedad que todavía no tiene nombre. 

No es el oro robado lo más relevante de la conquista de América por españoles y portugueses. Es la pérdida de la continuidad en la historia de los indígenas y de los africanos, una pérdida que causa un dolor que desintegra esas comunidades. En una sociedad pigmentocrática, la continuidad histórica garantiza una legitimidad que discrimina a aquellos que carecen de ella.

El sociólogo Pierre Bourdieu dice "Los estudiantes que triunfan son los que se sienten en casa en instituciones que los premian por tener un tipo de comportamiento que es natural para ellos" (ver Saying Meritocracy and Doing Privilege).

El sociólogo Shamus Khan a acuñado el término “currículo escondido” de los colégios de élite; se refiere a las cosas que no se memorizan, sino que se corporizan, como gustos, sensibilidades, códigos de conducta, rituales. Lo que permiten los colegios de élite es “corporizar el privilegio”, lo que implica sentirse cómodo con esos gustos y sensibilidades. Obviamente, tener incorporado la Historia, en tu intrahistoria familiar es una ventaja. La memoria es clave en el éxito de los pueblos

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